Cuando
te pone la mano sobre los hombros o te da un beso. Cuando lloras y te abraza
de esa forma tan especial. Las cosquillas y el hacerte reír. Las fotos. Los
pequeños regalos inesperados, o las flores. Los mensajes de dos palabras, dos
suficientes palabras. Los “te echo de menos”. Las miradas desde lejos. Su sonrisa,
que te enamora. Las caricias. Las largas conversaciones. Las cosas
que “no te gusta que haga” aunque en realidad te encantan. Todo el día deseando
que llegue el momento para verle. Las horas de estudio juntos, las
explicaciones. Todos los regalos de navidad, de tu cumpleaños, del año juntos.
Las cenas románticas y los videos graciosos. Con la familia. En la playa y en
la montaña. En verano y en invierno. Cuando llovía y cuando brillaba el sol.
Esas cosas que te pones a recordar cuando no
está, y las echas tanto de menos. Sabes que te has acostumbrado a ellas y que
ya no puedes vivir si no están. Esas cosas que solo te da él, y que ya solo te
valen si vienen del. A veces te paras y piensas, ¿cómo hemos llegado hasta
aquí? Cada uno tiene su historia, pero intentas recordar el principio y te das
cuenta de todo lo que han pasado juntos desde entonces. Los enfados y los
problemas, las noches llorando y los días de tormenta. También las cartas de
amor y los aniversarios, con bombones y rosas. No quieres que eso acabe nunca,
pase lo que pase, lo afrontarán juntos, porque no es solo uno, son dos, y si
uno cae, el otro le ayudará a levantarse. Si uno llora, el otro le secará las
lágrimas. Y si uno sonríe, el otro también lo hará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario