Al
principio sientes miedo, vergüenza o incluso pánico. Piensas que no van a parar
de mirarte o que no sabrás que hacer. Puedes llegar a pensar que no puedes, que
no eres suficiente, que no lo conseguirás.
Te
pintas la cara y acomodas cada
complemento en su lugar. La ropa, el pelo…
Luego
te miras al espejo. Sonríes, te pones serio, sonríes, te pones serio. Te
acercas, te alejas, te acercas y te vuelves a alejar. Al otro lado escuchas la
música, a todo volumen, alegre y con ritmo. Te vuelves a mirar de arriba abajo.
Escuchas, te miras, sonríes, te acercas, escuchas y te vuelves a mirar.
Definitivamente
sales, caminas por el pasillo hasta dejar atrás la habitación. Al llegar a la
gran puerta te paras, miras hacia afuera y respiras hondo, de nuevo sonríes, y sales. Los pies dando saltitos al
ritmo de la música y la cabeza de un
lado a otro con gesto alegre.
Mil
personas a los alrededores, desperdigados por todos lados. Niños por doquier,
bajos, altos, rubios, morenos, de ojos claros, niños, niñas. Corres, saltas,
cantas, bailas, sonríes, juegas, y bailas otra vez. Y cuando te das cuenta se
acabó. Se terminó el tiempo y tienes que dejar tu traje en la caja.
Adiós vergüenza,
adiós miedo, adiós pánico inútil. Soy libre, soy como un pájaro que vuela y avisa a los demás de donde está el sur. Soy
como el césped con la brisa, que arrulla a su alrededor con su danza. Soy como
el viento que lleva el mensaje a lo más lejano. Ya no importan las
preocupaciones, solo quiero dar la gran noticia. Solo quiero que todos salten
conmigo. Quiero que el mundo nazca de nuevo. Que se enteren de que la vida
existe, que la eternidad no es un mito. Que las sonrisas duran, que el corazón
puede latir con fuerza. Que se puede llenar ese vacío, que el cielo no es solo
azul.
Solo soy un payaso que se dibuja una sonrisa en la
cara, una gran sonrisa roja y una flor
en la frente. Sonrío debajo de esa
pintura para así dar vida a mi personaje. Para hacer saltar con alegría, correr
en libertad, hacer cantar al amor,
bailar del gozo, sonreír esperanza y jugar a compartirla.
muy muy bueno!
ResponderEliminarOtra blogera ;)
Eso es lo que se siente cuando pasas de ser Dorcas, a ser Pantunflas. Sin duda, un buen relato y sin duda, eso hay que volver a repetirlo :)
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