Yo era una chica corriente, vivía en un lugar corriente, en
un país corriente, rodeada de gente corriente. No sé en qué momento me olvidé o
dejé de pensar, o quizá me dormí. No sé cómo ni quien ni en qué hora ni en qué
estación. Me fui o me sacaron, corrí o me persiguieron, escapé o me atraparon.
No recuerdo el color de aquella calle, ni sus vecinos ni sus señales, no sé
cuántos árboles habían o si habían, no sé nada acerca de sus farolas, no sé
nada.
Soy yo, alguien que lleva un número tatuado en la muñeca.
Vendo mi cuerpo y con él mi alma al mundo que me consume. Llevo el pelo
incrustado, la ropa ceñida, la piel áspera, el rímel se me derrite. Mi hogar es una habitación con cantidad de
visitantes, tan solo yo. No sé qué es el
dolor, lo llevo dentro, no sé qué es la verdad, solo lo que vivo. Me duelen los
labios de morder el dolor día y hora. Me duelen los ojos de aguantar la
tormenta de mi corazón. Mi olor no me pertenece, mis uñas tampoco, ni si quiera
mis malditas uñas me pertenecen. Los
moratones se ocultan bajo mi ropa, las cadenas no hacen ruido, pero pesan. No
sé lo que es nada, solo se qué es lo que hago. Mi rutina, mi día, mis largas
noches, los pesados inviernos. No hay descanso, no hay escapatoria, no hay
grito ni llanto que hablen lo más mínimo en esta oscuridad. No hay miradas,
solo hay lo que hay y lo que hay es lo que no puedes rechazar, es lo que no
puedes dejar, al menos si quieres vivir, o mejor dicho, sobrevivir. No hay
minuto que no caigan truenos, no hay segundo que no chille el sol. No puedo, no
quiero. El viento ahoga el estruendo de ese escándalo, el viento me ahoga y el
silencio me arranca la piel pedazo a pedazo. El silencio me hace temblar, el
silencio me asfixia, el silencio hace demasiado ruido.
Cada día le pido al cielo que el sol chille más, y si no que
las piedras hablen, porque yo no puedo, pero sigo esperando, porque quiero
recordar qué había antes de aquella estación, qué había en aquella calle,
quiero ver cómo era la luz de aquellas farolas, quiero saber qué es la verdad.
Fui traficada, y esa es mi vida.
Historia de una joven traficada
No hay comentarios:
Publicar un comentario