"El tráfico sexual y la esclavización de mujeres, entre ellas cientos de miles de niñas y de jóvenes, es el negocio ilícito más rentable del mundo, y tras él se acumulan torturas, secuestros o violaciones. El número de niñas y mujeres jóvenes obligadas a prostituirse supera el millón; "comprar" una esclava en África cuesta unos 630 dólares; un "servicio" sexual se puede obtener en algunos países por cuatro dólares; y la explotación de esclavas sexuales genera más de 35.000 millones de dólares anuales"
Este es
el mundo en el que vivo, un lugar oscuro en el que tengo precio y si no me
vendo, pierdo la partida. Fui secuestrada, luego violada y al tratar de
escapar, también fui torturada. Tenía trece años cuando me obligaron a
prostituirme, me llevaron lejos, muy lejos, donde nadie me conociera y fue
entonces cuando dejé de recordar. Aunque no quería, tenía que hacerlo, aunque
no sabía, tenía que hacerlo. Cambiaron mis ropas y mi nombre, desde entonces
soy un código, un objeto de compra, un anuncio que se toca. Me convertí en una
más de todas las que estábamos allí, esas a las que todos conocen pero que
nadie parece haber visto nunca. Mujeres,
niñas y adolescentes que no hemos podido elegir
otro lugar en el que estar porque realmente nunca hemos podido elegir. Conozco
las calles oscuras y también lo que se cuece tras cada puerta. Conozco los
precios y cada código que designa quienes somos. Dejé de recordar desde aquel
día lo que era la vida, lo que era la muerte, pues ya no sé quién soy o qué soy, ni en qué me he convertido. Una esclava del tráfico, una esclava de la
mentira y la venta. Y día tras día busco
la salida hacia la libertad, porque aunque dejé de creer en ella, en el fondo
la espero con deseo. Busco el momento en el que alguien me encuentre y decida
atravesar esta puerta para salvarme. Quiero conocer la vida que conoce la gente
ahí afuera, parece apetecible. Quiero que alguien pronuncie mi nombre y me mire
a los ojos aunque sea por una sola vez. El mundo parece tranquilo, el sol sigue
brillando cada día, pero he encontrado bajo él que no hay compasión, que nadie
se acerca, que todos se alejan.
Sigo
aquí, porque aunque dejé de creer en ella, en el fondo la espero con deseo.
Historia de una joven traficada
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