Es un
tiempo lejano en mi mente aquel pasado. Jugábamos a ser leones que rugían, magos
que eran los más inteligentes con las matemáticas y que salían de clase para
cumplir grandes misiones. Jugábamos a ser médicos y maestras, cantantes y
representábamos los cuentos de fantasía arrastrándonos por el suelo. Cuando la
tarde empezaba a caer salíamos al porche y me leías Mary Poppins mientras yo
zampaba paquetes enteros de galletas María
.
.
Por la
mañana íbamos al colegio en el maletero de la furgoneta con la que trabajaba mi
padre. Nos encantaba porque el mal asfalto de la carretera nos hacía movernos
de un lado para el otro como si montáramos en una atracción. Luego tu padre nos
recogía y volvíamos a casa juntas. Y
esas eran nuestras tardes y nuestros días de verano. Pasarlas haciendo lo que
se nos ocurriera pero juntas.
Pasaron
los años y tú te hiciste mayor. Empezaste a entrar en esa etapa de innovación a
la cual yo aún no había llegado. Ya no nos podíamos ver tanto, tenías que
estudiar y yo asistir a mis clases de música. Años pasaron así.
Pero
llegaron de nuevo. Nuestros caminos volvieron a cruzarse para unirse por mucho
tiempo. Cosas de la vida hicieron que estuviéramos más cerca que nunca, que nos
viéramos siempre, que empezáramos a conocernos otra vez, que fuéramos
inseparables. Durante todo ese tiempo nos cambiamos el corte de pelo, nos
compramos ropa nueva, pasamos el invierno y el verano. Fuimos a la playa y nos
abrazamos para entrar en calor los días de tormenta. Nos reímos a carcajadas y
lloramos abrazadas. Esos días de los que
hablo perduran aún, hoy. Y son tan especiales… Somos la amistad perfecta, la
que se complementa en todo, que es diferente de las demás. Somos la amistad que
no habla de moda ni de esmalte de uñas porque prefiere saltar y correr por toda
la casa haciendo locuras, y después terminar en el suelo sin poder respirar del
ataque de risa. La amistad que no tiene vergüenza de nada en su intimidad, que
ríe y llora cuando hace falta. La amistad que escucha y habla, que aconseja y
da fuerzas. Que disfruta de cualquier momento por insignificante que parezca.
Somos la amistad que no tiene miedo a
abrir su corazón en nada, que confía plenamente, que conoce en silencio. Somos
la amistad que se cuenta los más íntimos
secretos, los que nunca nadie ha sabido ni sabrá. Somos la amistad que habla
todo lo que tiene que hablar sin decir una sola palabra, con la mirada. Somos la
que siempre piensa cosas extrañas de las cosas que parecen normales. Somos la
amistad que se ríe de lo normal porque para nosotras lo normal es ser raras. Somos
la amistad que se inventa historias lo más absurdas posibles y luego las dibuja
para no olvidarlas. Somos la amistad que montaría una tienda de golosinas en
vez de cosmética. La amistad que se
abraza y hace una guerra de almohadas inesperada. Somos esa amistad que lleva la misma sangre. Esa amistad que siente orgullo por su apellido
y que en algún que otro momento recuerda historias de ese pasado familiar, o se sonríe de los rasgos
que nos unen.
Podría
seguir escribiendo páginas y páginas, eso seguro. Pero no es lo que me proponía.
Simplemente plasmar aquí eso que ronda por mi mente y se por tus palabras que
en la tuya también. Somos sin duda una amistad especial y única, a la que no
cambiaría por nada del mundo. Nosotras hacemos que sea especial, que todo sea
lo que no parece ser. Nosotras hacemos que cada uno de esos momentos valga la
pena vivirlos. Estamos ahí en lo mejor y en lo peor. Incluso en la salud y la
enfermedad. Y repito que somos nosotras, ya sabemos nuestros nombres, las que creamos,
borramos, pintamos y construimos nuestro “nosotras”. Una palabra que le ha dado más vida que nunca
a mis últimos años, que me ha hecho crecer y aprender. Que me ha hecho agradecer
tu existencia, que me sintiera como nunca, con la persona más parecida a mí que
podría haber existido. Mi mejor amiga. Y así seguimos pasando nuestros
días, haciendo lo que se nos ocurre pero
juntas.
xos tia me hiciste llorar, que bonito muchas gracias :) no me acordaba cuando íbamos a clase en el maletero jajajaja y me partí de risa...
ResponderEliminarLa verdad que comparto todo lo que has dicho, y agradezco a Señor que te haya puesto en mi camino, y que seas mi mejor amiga, mi prima y mi concuñada xD te quiero. Gracias!
Muchas personas anhelan una pareja y se olvidan que hay un sentimiento que está por encima de ella, la amistad. Porque el amor de amigo es desinteresado, inocente, puro... Muchos pueden presumir de tener compañeros de vida, sin embargo, pocos cuentan con una amistad verdadera como la que relatas. Atesórala.
ResponderEliminarUn saludo desde el interior de mi cubilete azul. Me hago seguidora de tu blog, porque creo que eres una persona muy talentosa. Y aparecerás en el lado izquierdo de mi blog junto al resto de compañeros de este tablero de parchís que es la vida.