Parecía
una historia de amor, o eso creía ella. El amor es mucho más de lo que parece
ser y no llega hasta que tiene que llegar. Ni antes ni después, aparece cuando
menos te lo esperas de quien menos te imaginabas. Ella no esperó, puede que ni
siquiera lo pensara. Muchas veces nos asomamos demasiado al precipicio y
terminamos cayendo.
Eso que
mal llaman amores pasan y se quedan en el olvido. No perduran, simplemente se
quedan ahí, atrás.
Las
antiguas poesías y los dramas que llevaban el amor hasta la muerte ahora son
tema de risa. Los mensajes en una botella, las cartas con perfume a rosas no
tienen nada de especial. Tomar té en el porche disfrutando de un cálido
atardecer es perder el tiempo, y el tiempo que en el amor deseaba traspasar la
muerte ya no dura un año. Único dicen que es ese sentimiento sin razón que con
razón enamora. Enamora el amor a no muchas personas, porque muchas evitan que
en el camino se les cruce. Era un tesoro, ahora por lo visto una reliquia que
evita llegar al altar. Ese lugar donde el príncipe apuesto, espera a su
princesa que atraviesa un gran pasillo vestida del color de la pureza. Y cuando
están juntos se prometen amor eterno. Antes se soñaba con ello, ahora ni si
quiera se divisa en los planes.
El amor
no se encuentra buscando, el amor aparece. Aparece para cambiarte la vida, para
darte un giro inesperado. El amor verdadero traspasa cualquier barrera, lucha y
es valiente. Es más fuerte que los errores y sobrepasa los malos días. Si uno
cae el otro le ayuda a levantarse, aprenden juntos y crecen juntos.
Parece
que van de una flor en otra, esperando que alguna florezca, pero no se dan
cuenta de que su color se apaga. Atraviesan el campo sin pararse a mirar lo que
el camino les depara. Otros están ahí quietos disfrutando de la lluvia que cae
del cielo porque saben que las grandes cosas se hacen de esperar.
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