Es
complicado cuando no sabes lo que quieres. Es complicado cuando tienes que
elegir algo que va a subsistir en tu
futuro y a lo que te tendrás que dedicar
el resto de tu vida. Es complicado cuando hay demasiadas opciones o hay muy
pocas.
El verdadero problema está cuando sientes
inclinación por varias cosas, y además una inclinación apasionada. No sabes si
es ciencia o arte. No sabes si son las estrellas o los cuadros. No sabes si son
las catedrales o los laboratorios. Los elementos químicos o las notas
musicales. Literatura o fórmulas.
Pensamientos o leyes. No sabes si es la investigación
o la admiración. Reflexionas entre Einstein y Dalí. Entre la relatividad o la
imaginación. Descubrir algo nuevo o
divagar por la antigüedad. Analizar o disfrutar. Intriga o pasión. La mente o el corazón, o puede
que ambos.
Sabes
que esforzándote puedes conseguir lo que quieres, pero no sabes qué elegir.
Y aquí
estoy yo, Intentando divisarme más allá, dentro de unos años, pero no consigo
ver nada, solo una imagen borrosa que no transmite más que confusión.
La pregunta es, ¿para cuál de ellas fui
creada?
A veces
siento que me engaño a mí misma. Es como si intentara escoger algo que no es
para mí, que no está hecho para mí por mucho que intente convencerme. Y tengo miedo de escoger mal, tengo miedo de
no aprovechar lo que soy al cien por cien. Quiero ser una persona apasionada
con lo que hago, algo que realmente me llene, algo que pueda utilizar y a la
vez algo con lo que pueda ser utilizada.
Sé que
me encantan los libros, me apasiona que
entre tanto papel y tinta se pueda esconder un mundo fantasioso, una historia
de amor, o la vida de alguna persona que
nos dejó su legado. Pero también sé que me intriga el universo, me intriga que
esté repleto de cuerpos celestes, de
vacío y materia oscura.
Me
encantan los sentimientos, me encanta que la historia, los monumentos y los lienzos hoy en día aún nos transmitan
algo. Me encanta lo impresionante y grandiosa que es la naturaleza.
Siempre
me han dicho que lo llevo dentro, que tengo talento, que siento y que me fijo
en los detalles. Que al escribir engancho a la gente, los remuevo por dentro y
les hago llegar a mi mundo. Dicen que mi
voz transmite algo, sensibilidad en las palabras, en el contenido de la
melodía. Al tocar el piano me relajo y le desvelo mi dolor. En los museos de arte siento gran admiración. Las construcciones históricas
me hacen viajar al pasado y pasear entre caballeros y tapices de oro. Puedo
percibir el tintineo de las espadas, el roce de los vestidos de ceremonia en
las escaleras de madera. Cuando
contemplo las esculturas de mármol siento curiosidad, y ellas me miran como si estuvieran
vivas.
¿Puede
que realmente me esté engañando? Puede que sea una artista y no me haya
percatado de ello. Puede que corra por
mis venas la inspiración y la destreza que el arte conlleva y no haya notado con
suficiente fuerza sus latidos. Quizás por eso siempre observo cada movimiento,
las miradas y la lluvia. Callada, sin decir nada. Pensando, siempre pensando.
Escribo
horas seguidas sin darme cuenta, revivo la música clásica y medito en cada pintura.
Puede
que no sea una cosa o la otra, ambas nos llevan a la fascinación en su esencia.
Pero también ambas forman su mundo independiente, diferente.
Estoy
confusa. Estoy confusa por saber que aún
no se si se algo. Mi mente divaga por estanterías sin respuesta. Necesito un
libro pero no sé donde está, no sé dónde encontrarlo, ni en donde buscarlo. La
biblioteca es muy grande y no tiene
ninguna señal que me guíe. Tengo que encontrar ese libro cuanto antes pero no
hay manera, mi corazón empieza a latir más y más rápido, y no puedo contener mi
propia respiración. El tiempo pasa sin darnos cuenta pero sigo buscándolo,
deseando que el reloj de arena no llegue a su fin sin que yo tenga la respuesta en mis manos. A lo lejos
hay una luz, es la del sol que me llama a la tranquilidad, así que le sigo y me
siento.
Tiempo
después sigo aquí, en mi ventana, sola, con una taza de té caliente, un libro,
la brisa del otoño y el cantar de los pájaros. Disfrutando de los colores del
atardecer y del caminar de la gente. Considerando
el saber o no saber.
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