Escucha.
No pares de escuchar. Introdúcete en cada nota y en su tesitura, en cada
cadencia, en cada trino, en los mordentes. Escucha la tonalidad, las
variaciones. Escucha las alteraciones y el bajo. Siente el compás. Escucha los
matices, escucha como las semicorcheas pasan sin darte cuenta y te aceleran el
corazón. Las figuras, léelas, siéntelas. Ahora acelerando, un acorde de séptima
y semicadencia. Escucha como bailan, presto, ligeras. Serias y alegres.
Crescendo y fortísimo. Arpegios descendentes que recorren cada vena.
Disonancias, doble bemol, fa, sol… Mueve las manos, mueve las manos junto al
compás. Pianissimo, notas picadas. Appasionato, interludio y una melodía perfecta.
La sensible va a tónica, y luego una cadencia perfecta.
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